Una hermenéutica bíblica sobre género
Daniel Martin
Fui pastor del ministerio hispano de una iglesia en North Plainfield, New Jersey. No se me ocurría hacer diferencias de género al tratar con los capacidades y vocaciones espirituales de hombres y mujeres. Investigando me di cuenta que en esa iglesia (como en muchas otras en Estados Unidos) existía una ley no escrita de “autoridad masculina” o “líneas de autoridad” queriendo justificar la discriminación de género desde la religión. En resumidas cuentas, esta iglesia solo permitía el ejercicio de funciones “importantes”* a varones (dirigir, enseñar, predicar) y relegaba a la mujeres a trabajos “secundarios”* en la iglesia (asistir al que enseña, traer materiales, organizar fiestas, servir la mesa, cantar, cuidar niños y enseñarles hasta la edad de 12 años... luego de esa edad podrían enseñar solo a otras mujeres. * Ya no podría enseñar a adolescentes varones porque el varón sobrepasa a la mujer y debe ser enseñado por otro varón). Esto me resultó muy ofensivo como siervo de Dios y me motivó a estudiar la Biblia para encontrar respuestas a este asunto.
Parte de mi ministerio
consiste en detectar líderes potenciales y equiparlos para el servicio del
Señor. Si hay una mujer que le fueron dados dones por el Espíritu Santo o un
llamado de Dios para algún servicio cristiano, no podría decirle a esa persona:
“para cumplir tu ministerio deberías ser varón”. Creo que aparte de ser una
respuesta ridícula, ofendería al Dios de la Biblia.
El asunto de género
podemos encontrarlo a lo largo de toda la Biblia. Por eso vamos a recorrer sus
páginas para tener un acercamiento panorámico a este tema en la Escritura.
Dios como Padre: En la Biblia, Dios frecuentemente se presenta a sí mismo como Padre. Esto no necesariamente significa que Dios sea “varón”. Deberíamos interpretar el concepto de Padre del mismo modo que Sus “manos”, Su “oído”, Su “voz”, etc. Son antropomorfismos (atribución de características y cualidades humanas a Dios) que Él utiliza para enseñarnos algo de sí mismo. Dios tiene en sí toda la paternidad y la maternidad que necesitamos como hijos de Dios. No necesitamos adorar a una mujer (léase “virgen María”) para satisfacer la falta de feminidad en el Dios de los cristianos. El Dios de la Biblia es solo uno y Él es todo lo que necesitamos. Dios no tiene sexo, (porque él no es un ser creado y no tiene necesidad de reproducirse) por eso es incorrecto que lo asociemos a uno de los dos sexos.
Jesús, varón humano:
Alguno podría decir: “Jesús era un varón y no una mujer, ¿Significa esto que
Dios es varón?”. Una pregunta similar me hicieron en África: “¿Porqué era Jesús
blanco? ¿Significa esto que el evangelio es solo para blancos?”. Dios eligió un
cuerpo “varón” y “blanco” no porque “blanco” y “varón” sea mejor, sino porque
Él tenía que escoger un cuerpo humano y eso es todo. Era simplemente un cuerpo
humano (la encarnación de Dios) que se identifica con toda la naturaleza humana
en la tierra. El llegó a ser el mediador y salvador para la raza humana
(incluidos blancos, asiáticos, negros sin distinción; incluidos hombres y
mujeres sin distinción). Decir que el blanco está por encima del negro es tan
malo como decir que el varón está por encima de la mujer.
La imagen de Dios y la orden de gobernar: En el principio, Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen. La imagen de Dios no se expresa mejor en el varón que en la mujer. Los dos son expresiones de la imagen de Dios (Gen.1:27). Si excluimos un género en la consideración de la imagen de Dios, la manifestación de Dios en el ser humano, nos estamos perdiendo el 50% del significado. La cantidad o calidad de la transmisión de la imagen de Dios al ser humano no es diferente en el hombre y la mujer. Lo mismo pasa con la autoridad. Dios les dio (a ambos!!!) el mandamiento de gobernar sobre este mundo y no al varón (Gen.1:28). El mandato de dominio fue dado a ambos.
Ayuda idónea: Cuando Dios hizo a Eva, se la definió como “ayuda idónea”. Esto no significa que ella sería la sirviente de Adán, o un personaje de segunda categoría en la familia. La misma palabra hebrea es utilizada para Dios mismo cuando ayudaba a su pueblo (1 Sam.7:12). Dios es el Ayudador de Israel. El Espíritu Santo es presentado como el ayudador (Rom.8:26). Un “ayudador” no es una figura degradada en el reino de Dios y simplemente está mostrándonos que se suponía que Adán y Eva (como modelos de hombre y mujer) debían tener una actitud cooperativa en su misión en la vida. Para Adán la ayuda idónea era Eva, pero para Eva su ayuda idónea era Adán.
Unidad: Cuando Eva fue creada, ella fue presentada para ser “un cuerpo” con Adán. Una unidad completa (simbólica de la unidad de Dios). Allí no se ve nada parecido a una “línea de autoridad” (frase típica de la teología que enseña el predominio masculino). Allí no hay una persona por encima de otra persona, sino “un cuerpo”, “una sola carne” (Gen.2:24). El Señor dijo: “no es bueno que el hombre esté solo” (Gen.2:18). De alguna manera, Adán solo se vio completo cuando estuvo unido a Eva. “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera...” (Gen.1:31).
La caída: Cuando entra el pecado en la escena, todo cambió. No fue “solo Eva” la que pecó y luego tendió una trampa al “pobre e inocente” Adán, que no sabía que clase de fruta era aquella (como alguna gente enseña). Ella tomó del fruto y comió; y dio también a su marido “que estaba con ella” dice la Biblia (Gen.3:6)**. Adán estaba allí con ella. Es por eso que Dios esperaba que él esté se haga responsable de lo que estaba pasando allí. Él fue responsable de la caída igual que Eva. Adán no desobedeció sin conocimiento. Aún cuando Adán trata de culpar a Eva por su comportamiento, Dios le hace a él responsable por su pecado. No tiene ningún sentido culpar a uno más que a otro. Los dos son igualmente responsables por ser desobedientes a Dios.
La maldición de la dominación: Entonces, vino la maldición, consecuencia ineludible del pecado. Aunque la mujer se sienta atraída hacia su marido, la consecuencia del pecado sería: “él tendrá dominio sobre ti.” (Gen.3:16). Ahora, la unidad, el respeto mutuo, el amor mutuo se corrompieron y una “línea de autoridad” entre el hombre y la mujer fue introducida donde antes no existía. Así que, el “dominio del hombre sobre la mujer” no es una bendición de Dios, sino una maldición por el pecado. Es una consecuencia de la caída de la raza humana. Es un signo de corrupción de la pareja humana que se suponía que reflejara la imagen de Dios. No es la expresión de la voluntad de Dios para la pareja humana. No era así al principio.
Divorcio y poligamia: En la Biblia, estos son dos signos de dominio masculino porque solo varones podían divorciarse o tener más de una esposa. Abraham, Jacob, David, Salomón son ejemplos de personas que aunque eran hombres de Dios, estaban infectados con el patriarcado. Frecuentemente, el varón trataba a la mujer como una propiedad. La poligamia era una señal de riqueza. Ellos compartían esta enfermedad cultural con las otras culturas no israelíes. La poligamia no contaba con la aprobación de Dios. Dios no le ordenó a Abraham a acostarse con Agar (fue un acuerdo de Sara y Abraham para poder tener hijos). Dios no le ordenó a Jacob, ni a David, ni a Salomón tener más de una mujer. Lo hicieron por decisión propia, sin consultar a Dios como muchas otras decisiones erróneas que ellos cometieron. Cuando Jesús habló del divorcio de ese tiempo él dice: “Por la dureza de vuestro corazón, Moisés os permitió divorciaros de vuestras mujeres; pero no ha sido así desde el principio.” (Mat.19:8). En el principio de la creación no existía el sentido de dominio del hombre sobre la mujer. Ellos eran iguales. Es la dureza del corazón del hombre que llevó al varón a tratar a la mujer como una propiedad. El pecado hace que el varón crea tener mayor dignidad que la mujer. Y esta actitud se ve en diferentes pueblos y culturas en el mundo. Lo triste es cuando los cristianos refuerzan esta enfermedad de la cultura con supuestas bases bíblicas.
Autoridad compartida: cuando Dios habla por si mismo (10 mandamientos) Él concede autoridad doméstica a ambos padre y madre sin diferencia. Dios establece en su ley una autoridad compartida (hombre y mujer) para el hogar (Ex.20:12, Ef.6:1-2). El varón no es “el sacerdote del hogar”*** por ser varón. El padre y la madre tienen ambos esa capacidad y esa obligación dada por Dios.
El ideal de la mujer en la relación matrimonial: En Cantar de los Cantares tenemos una relación normal, sexual y romántica de una pareja monógama. Vemos a una mujer que es amada, respetada y celebrada por su amado esposo. No hay “líneas de autoridad” entre ellos. “Mi amado es mío, y yo soy suya” (Can.2:16). La igualdad en la pareja es parte del plan de Dios para la relación del matrimonio (1 Cor. 7:4).
El ideal de mujer en la vida civil: La autora de Proverbios 31 es una mujer, la madre del rey Lemuel (31:1). Este pasaje bíblico nos pinta a la mujer ideal.
- Ella goza
de la confianza de su esposo (11)
- Trabaja
con sus manos (13)
- Trae la
comida para su familia. Ella es proveedora para ellos. (14) Ser proveedor
no era una obligación solo masculina.
- Compra
propiedades. Hace inversiones. (16)
- Ella es
fuerte y vigorosa para alcanzar sus objetivos (17) El vigor y el liderazgo
en el matrimonio no es un atributo solo masculino.
- Controla
sus inversiones y está ocupada hasta tarde en la noche (18, 27)
- Multitasking
(logra cumplir varias tareas al mismo tiempo) (19)
- Se ocupa
de obras de caridad (20)
- Planifica
para el invierno (21)
- Trabaja
duro (22, 24). Dista mucho del calificativo denigrante de “sexo débil”.
- Está llena
de fuerza y dignidad (25). Es el pecado el que quita la dignidad de la
mujer, no Dios.
- Ella
enseña con sabiduría y enseñanza fiel. Ministerio de la enseñanza (26). Su
enseñanza no tiene menos valor que la de un hombre.
- Sus hijos
y su marido hablan bien de ella (28) (no la denigran con chistes
despectivos de género)
Así yo clamo junto con la autora de este pasaje:
“¡Sean reconocidos sus logros, y
públicamente alabadas sus obras!” (Prov. 31:31)
Líderes femeninos en la Biblia: En una sociedad corrupta donde las mujeres no gozaban de los derechos civiles que tenemos hoy, Dios Padre en el Antiguo Testamento y Jesús, en el Nuevo Testamento, defendió a las mujeres, les dio la dignidad que les corresponde y las desafió a servirle en diferentes formas incluido el liderazgo sobre hombres y mujeres.
Miriam, hermana de Moisés, que era profetiza (alguien que predica mensajes de Dios), era también una líder en la música (Ex.15:20).
Débora: Era una profetiza y juez para Israel (Jueces 4:4,5)
Ester: una mujer judía que llegó a ser reina en tierra extraña. Aceptó el llamamiento a liderar una rebelión judía para proteger sus vidas. Su nombre se transformó en el nombre del libro canónico que cuenta esta historia.
La mujer samaritana: Jesús la trató con respeto, sin reparar en el género ni en la raza (lo que era difícil de aceptar para sus discípulos). Ella mostró sus capacidades de liderazgo convenciendo a una gran multitud de samaritanos de que ella encontró al hombre que era el mismo Mesías y que valía la pena venir y ver por ellos mismos. Los discípulos, incluido Juan, el escritor, no recordaron su nombre. Ellos solo podían recordar dos grandes razones del prejuicio contra ella: “Samaritana” y “mujer”. Y esos calificativos se transformaron en el nombre de esta mujer en la biblia.
María de Betania:
Jesús destacó su actitud de dejar la cocina (lugar tradicional de la mujer en
esa cultura) y tomar la posición de un discípulo (a los pies del maestro). El
dijo que era algo bueno, “María ha escogido la buena parte, la cual no le será
quitada.” (Luc.10:38-42). Hoy, si una mujer ha elegido obedecer a Dios en este
desafiante vocación, yo espero poder decir con Jesús: “Ella ha escogido la
buena parte, la cual no le será quitada.”
María Magdalena y otra María fueron a la tumba de Jesús. Ellos recibieron
el mensaje de los ángeles y luego de Jesús mismo que le decía: “No temáis; id,
dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán.”
Jesús utilizó a mujeres para llevar este importante mensaje (Mat.28:1-10).
Lidia: Era una comerciante de ropas de púrpura. Fue la primer persona convertida al cristianismo en Europa. Ella y toda su familia se unió a la iglesia y fue bautizada, pero solo su nombre fue registrado en el libro de los Hechos (16:14,15) y no el de algún varón de la familia.
Priscila: Ella y su esposo Aquila eran fabricantes de carpas como Pablo. En Hechos 18:2, ella es mencionada simplemente como la esposa de Aquila. Pero entonces, el escritor comienza a utilizar su nombre antes que el de su esposo (no usual en ese tiempo para las mujeres) (Hechos 18:18, 19; 2 Tim.4:19). “Priscila y Aquila” invitaron a Apolos a su casa para darle enseñanza teológica y “ambos” lo instruyeron para llegar a ser un mejor predicador del evangelio (una mujer enseñando a un hombre).**** (Hch.18:26). En Romanos 16:3, Pablo saluda a ambos (primero a Priscila) como “mis colaboradores en Cristo Jesús, ” y como gente a la cual “todas las iglesias de los gentiles” les estaban agradecidos. Ellos tenían también una iglesia en su casa (Rom.16:5).
Hijas de Felipe: (Hechos 21:8,9). Aquí tenemos a 4 mujeres solteras predicadoras. Ellas profetizaban (que significa predicar y transmitir un mensaje de Dios).
En Romanos 16, Pablo
elogia a varias mujeres involucradas en la obra del Señor:
- Febe, una oficial de la iglesia en
Cencrea, y la reconocía “porque ella ha ayudado a
muchas personas, entre las que me cuento yo” (v.1,2). Esta mujer había
ministrado a Pablo.
- María
de Roma: (v.6)
- Junias: era una mujer apóstol y no solo eso sino que
era destacada entre los apóstoles. (v.7)
- Trifena
y Trifosa:
(v.12) “las cuales se esfuerzan trabajando por el Señor”.
- Persis, que también era una amiga para Pablo
(v.12).
Pablo reconoce a cada una de estas mujeres por su arduo trabajo por la
iglesia.
Evodia y Síntique: mencionadas por Pablo como “estas mujeres que han luchado a mi lado en la obra del evangelio” junto a otros colaboradores ((Fil.4:2,3).
Discípulas: Si definimos discípulo a alguien que es un seguidor, un aprendiz, un siervo de su maestro, entonces tendríamos que considerar a una lista de mujeres discípulos de Jesús. Ellas viajaron junto a los doce (Luc.8:1-3).
- Maria
Magdalena,
- Juana
(esposa de Cusa, Manager de Herodes) ella dejó su hogar y esposo mientras
seguía a Jesús. (Igual que Pedro).
- Susana y
otras (Luc.8:1-3)
- Maria,
madre de Juan
- Salomé y
otras (Mar.5:40,41)
¿Diferencias espirituales? Cuando se le pregunta por el matrimonio en el cielo (Mar.12:25), Jesús responde que en el cielo no habrá matrimonio porque seremos como los ángeles. No habrá diferenciación sexual en el cielo. Las diferencias sexuales son solamente biológicas y sirven solo aquí en la tierra.
Si “en Cristo” (Gálatas 3:28) no hay diferencias entre “varón y mujer”,
¿Porqué dar al varón una superioridad espiritual? ¿Cómo podemos negar a una
mujer el ejercicio de los dones dados por el Espíritu Santo, simplemente
basándonos en diferencias biológicas? El Espíritu Santo da como Él quiere (1
Cor.12:11). ¿Podemos nosotros contradecir a Dios? Si Dios le da dones y
vocación a una mujer, quien somos nosotros para decir que no los puede ejercer.
Equidad en el ministerio: Cuando el Espíritu Santo vino en Pentecostés, Pedro explicó este fenómeno a la gente citando al profeta Joel que dijo: “Sucederá que en los últimos días —dice Dios—, derramaré mi Espíritu sobre todo el género humano. Los hijos y las hijas de ustedes profetizarán, ... derramaré mi Espíritu aun sobre mis siervos y mis siervas, y profetizarán.” (Hechos 2:17-18). Aquí se nos muestra que Dios veía en el futuro que las mujeres y los hombres tendrían la autoridad sin diferencia de proclamar el mensaje de Dios.
¿Superioridad masculina en los escritos paulinos? A primera vista pareciera que Pablo creía que el varón era superior.
1 Timoteo 2:9-15:
Aquí él habla de como deberían vestirse las mujeres y como deben cortarse el
cabello. Que la mujer debe aprender en silencio, “y no permito a la mujer” dice
Pablo “enseñar o ejercer autoridad sobre el hombre”. La expresión más extrema
se halla en 1 Timoteo 2:15 que ella podrá alcanzar salvación (o realización)
simplemente siendo madre, si permanece en fe, amor y santidad.
¿Cómo pudo Pablo decir
semejante cosa? Nunca lo sabremos en esta tierra. Deberíamos tenerlo a él para
preguntarle. De todas maneras, debe haber una razón que no podemos entender
cabalmente, para hacer semejante declaración.
Como él está basando su
argumento en el orden cronológico de la creación de Adán y Eva, y el orden
cronológico del pecado, hace que este texto pudiera parecer de uso universal.
Pero, si comparamos esta enseñanza con las evidencias del ministerio femenino
dados por el propio Pablo y en el contexto general del Antiguo y Nuevo
Testamento debemos concluir que debe haber otra explicación más satisfactoria.
Otras posibles
explicaciones:
- Las
mujeres de ese tiempo, en su mayoría, no tenían educación formal. Ellas no
tenían el derecho de estudiar como los hombres. Por eso, Pablo puede estar
diciendo: “esperen, ustedes son ignorantes, no pueden enseñar, cállense y
aprendan primero”. Podríamos decir lo mismo hoy a personas (hombres o
mujeres) que pretenden enseñar la Biblia sin conocimiento.
- Por la
falta de conocimiento, las mujeres eran blanco fácil de los falsos
maestros. Por eso, era peligroso dejar a las mujeres expresarse libremente
sin que estén preparadas.
- Dejar a
las mujeres que aprendan al lado de los hombres, probablemente, era
suficientemente revolucionario para Pablo, y ese era el paso de
transformación que él estuvo dispuesto a tomar siendo que en la cultura
judía no estaba permitido.
- En las
culturas paganas donde Pablo plantó iglesias, había mujeres que servían de
sacerdotisas en los templos paganos y practicaban la prostitución sagrada.
Probablemente, Pablo quería proteger al movimiento cristiano (visto en ese
tiempo como una nueva secta) de ser identificado con estos cultos paganos
al dejar a la mujer tener un rol importante en la iglesia. Podía ser
identificada con una prostituta ritual pagana.
De manera similar en 1 Corintios 11:3-10; Pablo presenta el argumento de una manera que podría llevar a alguien a pensar en “líneas de autoridad”. Él está justificando un tipo de dependencia de la mujer para con el varón. El sugiere que las mujeres deberían usar algo para cubrirse la cabeza como símbolo de sumisión porque “él es la imagen y gloria de Dios, pero ella es gloria del varón” (v.7). Él basa su discusión en el orden en que Adán y Eva fueron creados y no en el texto bíblico de Génesis que indica que los dos fueron hechos a imagen de Dios. Pero inmediatamente, él se corrige a sí mismo en el verso 11 diciendo: “Sin embargo, en el Señor, ni la mujer existe aparte del hombre ni el hombre aparte de la mujer”. Luego Pablo sigue hablando de los cortes de cabello utilizando la “naturaleza” y la “costumbre” como parámetros para esa discusión. Sea cual sea las limitaciones culturales que Pablo está poniendo a la mujer, en el versículo reconoce que la mujer puede orar en público y profetizar (que significa comunicar un mensaje de parte de Dios). O sea que, aquí es claramente evidente de que no les está mandando a callar a “todas” las mujeres. Hay mujeres que sí, podían hablar y orar en público.
En 1 Corintios 14:34 Pablo dice que “guarden las mujeres silencio en la iglesia”. Las tres razones que menciona aquí son:
- Esta es la
costumbre de las iglesias de los creyentes. (v.33)
- La ley lo
manda (34).
- No está
bien visto (35).
Ninguna de estas razones está en orden hoy en la sociedad en que vivimos.
En Efesios 5:22 en NVI dice “Esposas, sométanse a sus propios esposos” pero en griego, la palabra “sométanse” no aparece en este verso, lleva el significado prestado del versículo anterior (21) que habla de sometimiento mutuo. En el original sería algo así: “Someteos unos a otros por reverencia a Cristo y las esposas a sus maridos”. Esto significa que la sujeción no es una obligación de las mujeres solamente, sino de todos. La sujeción de la esposa está en el contexto del sometimiento mutuo.
Sometimiento (21), amor (25) y respeto (33) se relacionan y deberían ser compartidos por ambos. No podríamos decir que la mujer no necesita amar al marido porque eso lo dice solo a los esposos. Los dos en la pareja deberían respetarse mutuamente, amarse mutuamente y someterse mutuamente. Este pasaje no debería utilizarse para dar un mensaje opresivo a la mujer.
1 Timoteo 3:1-13
(Tito 1:5-9) Pablo describe los requisitos para los obispos (pastores,
ancianos) y diáconos. Pablo está hablando del estándar moral del líder. Pablo
no dice que el obispo debe ser varón. Incluso cuando dice cuantas esposas debe
tener, está hablando del comportamiento y no del género. El mismo principio
puede aplicarse a la mujer pastora “ella debería tener solo un marido”. Pero
incluso en este pasaje se menciona requisitos para una mujer líder (11). En el
original dice “mujer”, pero la traducción NVI dice “esposa del diácono” en vez
de referirse a una mujer diaconisa como en el original.
En el Nuevo Testamento no
existe una clara declaración explicita de que una mujer no pueda ser pastor o
diaconisa.
En un escenario práctico: Incluso cristianos que intelectualmente adhieren a las ideologías de “líneas de autoridad”, “sacerdocio del varón” o “autoridad masculina”, deberán reconocer que un matrimonio saludable es posible solo si se practica la autoridad compartida. En otras palabras, si el marido no respeta las ideas y autoridad de su esposa, será difícil para ese matrimonio durar mucho tiempo y mantenerse feliz.
Y qué de la autoridad: en el reino de Dios, autoridad es el derecho de servir. Incluso si el servicio es en el liderazgo, aún así se necesita la actitud humilde para servir a la gente que se está liderando como Jesús lo hizo. (Filipenses 2:5-8).
Cualquier dominación, sea del varón sobre la mujer, blanco sobre negro, ricos sobre pobres, ancianos sobre jóvenes... y cualquier persona sobre otras personas NO es la voluntad de Dios. Cuando los discípulos estaban discutiendo quién sería el mayor entre ellos (quien tendría mayor autoridad), Jesús puso todo patas arriba lavándoles los pies. Él estaba mostrando que no debemos pretender dominar sobre otros sino solo a través del servicio humilde.
En la declaración de la Independencia de Estados Unidos, Jefferson escribió: “Sostenemos estas verdades que son evidentes, que todos los hombres han sido creados iguales”. Aunque ellos tuvieron la valentía de escribir semejante cosa, poner esto en práctica esto fue más difícil que decirlo. La esclavitud, el racismo y la discriminación de la mujer eran vistas por muchos como algo normal, tolerable en ese tiempo.
A pesar de las injusticias, en la sociedad norteamericana de hoy, se pueden ver muchas mejoras inspiradas por el Dios de la Biblia. Vimos a un hombre, de raza negra, llegar a ser presidente por primera vez en la historia de esta nación. Vimos a una mujer hispana llegar a ser Juez de la corte suprema de Justicia. Vemos a mujeres en el campo laboral con casi la misma libertad que los varones, aunque todavía las remuneraciones no son las mismas por los mismos tipos de trabajos. Nosotros, la iglesia, que deberíamos representar la voluntad de Dios para la raza humana no deberíamos acarrear esta enfermedad de dominación. La estructura de la iglesia debería llegar a ser un mensaje de esperanza para todas las personas sin distinción de raza, nacionalidad ni género.
Como Martin Luter King Jr.. yo también “tengo un sueño”. Un sueño para la iglesia de hoy. Una iglesia donde Dios es el único que gobierna. Una iglesia donde cada uno es invitado a participar. Una iglesia que represente los ideales de la Biblia. Una iglesia que vive como Cristo Jesús. Una iglesia donde cristianos varones y mujeres puedan servir libremente en cualquier área que el Señor les llame. Una iglesia donde las mujeres y cualquier persona sea dignificada, levantada, santificada, edificada y se permita el crecimiento para llegar a ser una persona madura “conforme a la plena estatura de Cristo” (Ef. 4:13).
Este documento no es solo en ejercicio intelectual. Fue escrito con lágrimas y oración, sintiendo el dolor y frustración que las mujeres sienten, que los varones también vemos que es injusto, y que también Dios debe sentir dolor por las diferencias que los humanos hacemos con las mujeres que fueron creadas a imagen de Dios igual que el varón. Sé que cualquier decisión que se tome sobre este tema, afecta la misión presente y futura de la iglesia. Escribo con la esperanza de que el que lea, pueda elegir sabiamente para la gloria de Dios.
Daniel Martin, Pastor
Escrito original: Marzo, 2010
*(Uso las palabras “importantes” y
“secundarios” no porque delante de Dios algún servicio sea más importante que
otros sino como un débil intento de reflejar la categorización de funciones
propias de esta forma de teología. Cuando distribuimos las tareas del
ministerio de la iglesia basadas en el género, en vez de basarnos en las
habilidades, talentos y llamamiento de Dios en cada uno, esta forma de
categorización se hace evidente y es enfermiza.
**[Nótese que algunas traducciones ignoran esta partícula hebrea que es la misma que se usa para la composición del nombre “Emanuel” (Dios “con” nosotros). Esto nos muestra que el problema de género también afecta a los traductores.]
***“Sacerdote del hogar” es otra frase típica de esta teología que enseña el predomino masculino.
****Es triste que en muchos seminarios teológicos en EEUU muchas doctoras y profesoras de teologías, algunas de ellas, jefes de cátedra por décadas, fueron paulatinamente dejadas sin trabajo para dar el puesto a varones por interpretar mal el ministerio femenino.